¿En qué creen los ortodoxos?

1. La Trinidad

La Trinidad es un concepto central en la religión cristiana que se refiere a la idea de que Dios existe en tres personas distintas pero que son una misma esencia divina. Esta creencia está arraigada en las enseñanzas de la Biblia y ha sido ampliamente discutida y analizada a lo largo de la historia.

Las tres personas de la Trinidad son:

  1. Dios Padre: Es considerado el creador del universo y de todo lo que existe. Se le atribuye el amor, la misericordia y la sabiduría.
  2. Dios Hijo (Jesucristo): Jesús es la encarnación de Dios en forma humana. Se le reconoce como el Salvador y el mediador entre Dios y los seres humanos.
  3. Dios Espíritu Santo: El Espíritu Santo es la presencia y el poder de Dios en la vida de los creyentes. Se le atribuye la guía, la enseñanza y el consuelo.

La Trinidad es un misterio que supera la comprensión humana, ya que es difícil conciliar la idea de tres personas en un solo Dios. Sin embargo, para los cristianos, la Trinidad es una creencia fundamental que refleja la naturaleza de Dios y su relación con la humanidad.

2. La autoridad de los Santos Concilios

Los Santos Concilios son reuniones de obispos y otros líderes de la Iglesia que se convocan para discutir y definir cuestiones teológicas, doctrinales y disciplinarias. Estas reuniones son consideradas autoritativas y tienen un papel crucial en la toma de decisiones y el establecimiento de la enseñanza de la Iglesia Católica.

La autoridad de los Santos Concilios se basa en su origen divino y en la creencia de que están bajo la guía del Espíritu Santo. Se cree que, a través de los Concilios, Dios mismo habla a su Iglesia y revela la verdad sobre diversos asuntos de fe y moral.

Es importante destacar que los Santos Concilios no son meras reuniones políticas o académicas, sino que tienen una dimensión eclesial y constituyen una expresión de la unidad de la Iglesia. Las decisiones tomadas en los Concilios son vinculantes para todos los católicos y deben ser aceptadas y acatadas.

Los Santos Concilios han abordado una amplia gama de temas a lo largo de la historia de la Iglesia, como la divinidad de Cristo, la naturaleza de la Iglesia, la Eucaristía y la moral sexual, entre otros. Estas definiciones conciliares han contribuido a la formación de la doctrina católica y han servido para aclarar y proteger la fe y las enseñanzas de la Iglesia.

Algunos de los Santos Concilios más importantes son:

  • El Concilio de Nicea (325 d.C.): Este concilio se centró en la definición de la divinidad de Cristo y en la formulación del Credo Niceno, que es utilizado hasta el día de hoy en la liturgia católica.
  • El Concilio de Trento (1545-1563): Este concilio fue convocado para abordar los desafíos planteados por la Reforma Protestante y para definir la doctrina católica de manera más precisa.
  • El Concilio Vaticano II (1962-1965): Este concilio tuvo como objetivo la renovación de la Iglesia y la adaptación a los desafíos del mundo moderno. Se abordaron temas como el ecumenismo, la liturgia y la relación de la Iglesia con el mundo.

En resumen, los Santos Concilios son expresiones de la autoridad de la Iglesia Católica y desempeñan un papel fundamental en la definición de la doctrina y la enseñanza de la fe. A través de ellos, los católicos creen que Dios continúa guiando a su Iglesia y revelando la verdad a la humanidad.

3. La veneración de los iconos

En muchas culturas y religiones, la veneración de los iconos es una práctica común y significativa. Los iconos se consideran representaciones sagradas de deidades, santos o figuras espirituales, y se utilizan como objetos de adoración, devoción y meditación.

Las representaciones visuales de deidades y figuras espirituales se han utilizado a lo largo de la historia como herramientas para conectarse con lo divino. Estos iconos, ya sea en forma de pinturas, esculturas o incluso imágenes en pantalla, son considerados portales hacia lo trascendente.

En muchos sistemas de creencias, la veneración de los iconos implica mostrar respeto, reverencia y gratitud hacia las figuras o deidades representadas. Los adoradores suelen dirigir sus oraciones y peticiones hacia el icono y creen que este actúa como intermediario entre ellos y lo divino.


La veneración de los iconos también puede involucrar rituales específicos, como encender velas, quemar incienso o realizar ofrendas. Estos actos simbólicos se realizan como muestra de devoción y como un medio para establecer una conexión más profunda con lo sagrado.

Además de su función religiosa, los iconos también pueden ser considerados obras de arte en sí mismos. Muchos iconos son creados por artistas habilidosos que utilizan técnicas específicas y materiales sagrados para infundir significado y belleza en sus creaciones.

La importancia de la veneración de los iconos puede variar según la tradición religiosa y cultural. Algunas religiones otorgan un gran valor a la presencia y el uso de iconos en sus prácticas de adoración, mientras que otras pueden tener perspectivas diferentes o incluso rechazar completamente la veneración de imágenes sagradas.

En conclusión, la veneración de los iconos es una práctica arraigada en muchas culturas y religiones. Ya sea como objetos de adoración, herramientas de meditación o expresiones artísticas, los iconos desempeñan un papel importante en la conexión de las personas con lo divino y en la expresión de la fe y la devoción.

4. La importancia de la tradición

La tradición es un aspecto fundamental en nuestras vidas. A través de ella, transmitimos los valores y conocimientos adquiridos por generaciones anteriores. Es nuestro legado y nos conecta con nuestra historia y raíces.

La tradición crea un sentido de pertenencia y continuidad. Nos hace sentir parte de algo más grande que nosotros mismos, formando parte de una comunidad y compartiendo experiencias comunes. Es a través de la tradición que nos identificamos con nuestras familias, culturas y naciones.

Además, la tradición preserva nuestra cultura y patrimonio. A través de rituales, festividades y costumbres transmitidas de generación en generación, conservamos y enriquecemos nuestra identidad cultural. La tradición nos ayuda a mantener vivo lo que nos define como sociedad.

Otro aspecto importante de la tradición es que nos enseña sobre nuestros antepasados y su legado. A través de historias, cuentos y prácticas transmitidas oralmente o por escrito, podemos aprender sobre las experiencias y sabiduría de aquellos que vinieron antes que nosotros. Esto nos permite honrar su memoria y valorar su contribución a nuestra existencia.

La tradición también juega un papel relevante en nuestra educación. A través de ella, aprendemos sobre nuestra historia, valores y culturas. Nos enseña a respetar y valorar nuestras raíces, así como a ser conscientes de la diversidad existente en el mundo y la importancia de mantenerla.

Por último, la tradición nos brinda estabilidad y seguridad. En un mundo en constante cambio, la tradición nos proporciona un ancla emocional y psicológica. Nos da un sentido de continuidad y nos brinda un marco de referencia para nuestras acciones y decisiones.

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En resumen, la tradición es una parte integral de nuestra identidad y nos conecta con nuestras raíces y pasado. Tiene un impacto significativo en nuestra vida y sociedad, al proporcionarnos sentido de pertenencia, preservar nuestra cultura, enseñarnos sobre nuestros antepasados y legado, educarnos y brindarnos estabilidad emocional y psicológica.

5. La resurrección y la vida eterna

En la Biblia, Jesús habla sobre la importancia de la resurrección y la promesa de vida eterna.

  • La resurrección: Jesús declaró ser la resurrección y la vida, afirmando que aquellos que creen en él vivirán incluso después de la muerte física. Este aspecto fundamental de la fe cristiana muestra la capacidad de Jesús para vencer la muerte y brindar esperanza a todos los creyentes.
  • Vida eterna: Jesús también enseñó sobre la vida eterna, diciendo que aquellos que creen en él recibirán este regalo inmortal. La vida eterna no se limita a la existencia física en este mundo, ya que va más allá y trasciende la muerte. Es la promesa de una vida plena y eterna en la presencia de Dios.
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La enseñanza de Jesús sobre la resurrección y la vida eterna es significativa porque nos recuerda que nuestra vida no se limita a esta tierra temporal. Hay una esperanza y un propósito más allá de lo que experimentamos aquí. La resurrección de Jesús sirve como garantía de que también seremos resucitados y tendremos vida eterna con él.